El concepto de lovemark aparece en los últimos años y como consecuencia de un giro hacia el marketing emocional, el que busca que más allá de satisfacer una necesidad, una marca consiga ser parte de nuestra vida por una identificación con la misma mucho más profunda.
Y no pensemos que esto es algo sólo dirigido a los clientes. Ese sería un grandísimo error. Los principales prescriptores de la marca, aquellos que tienen que tener una identificación plena con la misma, han de ser los propios trabajadores.
Si sientes que tienes un trabajo donde tu esfuerzo diario es valorado, si la empresa se preocupa por ti más allá de pagarte un salario a fin de mes, si recibes continua información sobre los productos, estrategias, planes de futuro, etc. de la compañía, te sientes parte de algo, ese algo que forma parte de tu vida y de lo cual te sientes orgulloso.
Ya hay empresas que se están percatando de lo positivo de que sus trabajadores sientan esa identificación con la marca y trabajando duro para conseguirlo porque al fin y al cabo si tus trabajadores hablan bien de ti, a medio y largo plazo sabes que ganarás más clientes y un reconocimiento más allá de cifras económicas.
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